LOS QUE VIVEN DENTRO Y FUERA DEL SUJETO. JUEGO REITERADO.

Un texto de Manuel Olveira, 2008. Publicado en Proxecto edición CGAC.

LOS QUE VIVEN DENTRO Y FUERA DEL SUJETO. JUEGO REITERADO.
La pequeña memoria, que decía Boltanski, es la memoria personal que llega a ser un fetiche y que, a través de Mera coincidencia, llega a tratar de inscribirse en la memoria de los media e incluso en la memoria colectiva. Forma desenvuelta y críptica a la vez, esta publicación da voz a un sujeto ausente (que quizás, sin embargo, es la forma más contemporánea de ser sujeto). Si esta obra llega a ser un gran relato o una noticia lo es desde el punto de vista de esta memoria personal fetichizada y que Peñafiel invierte ya que el futuro es adelantado al presente, la memoria es predecida y el azar se encargará de encontrar los puntos de contacto y las coincidencias entre pasado y futuro o entre predicción y realidad. Más que los grandes eventos, lo que importa de estos avances en el tiempo, es cómo éstos nos afectan a nivel privado, íntimo, estableciendo un correlato entre lo público y lo personal.

Lejos de enfrentar el problema de forma explícita, Javier Peñafiel lo hace desde un punto de vista elusivo, borroso, personal, casi desde la ya mencionada memoria íntima. Mera Coincidencia se nos presenta, así, como un catálogo de disfraces y de imposibilidades ya que el artista parece perseguir a su imagen fracturada, aun alias, a un doble como es el Egolactante. El sujeto esencial es más que dudoso, por eso un sujeto inestable y móvil es más efectivo en un mundo fracturado y cambiante, en un mundo en el cual es posible invertir el tiempo y en un mundo en el cual es posible gestionar nuestra identidad en medio de una conversación cruzada en la que el rol de cada uno no acaba de estar del todo claro. Por eso el trabajo de Peñafiel es una forma de impunidad y un juego de fractales en el que hay que negociar con un texto espejo. En este juego de personalidades e inversiones temporales ¿ha el sujeto de dividirse en dos, en tres? Hemos de recomponernos entre diferentes informaciones, tiempos y sujetos tan probables como improbables. Es por ello por lo que decimos que este proyecto de Javier Peñafiel es como un retrato impune que desenmascara los discursos esencialistas y que escamotea la realidad a la vez que la revela.

El libro es un falso territorio para el desvelamiento, tanto de la realidad como de la identidad. Por eso la secuencialidad del libro, de las frases, de las imágenes o de las conversaciones en un apartamento de Lisboa en verano del 2007 es la secuencia de un sujeto que se desborda, que se desdobla y se fragmenta para narrar(se). Se trata de autorretratos que aluden a una omisión, a una auto-omisión. El autor-autoría no está, pero cede espacio al autor-actor. Todos los autores son posibles porque son capaces de convivir en la secuencia de la narración, en el libro.