(des)activando 4 ideas

Texto de Manel Clot publicado en Neo 2, en 2001.

Impensable poder referirse ya a la obra de JP en términos de arte (abstén-ganse, pues, metalingüistas impotentes, desasid@s célibes y alternativ@s a sueldo): cualquier otro sistema de disposición y competencia habrá de ser infinitamente mejor. E infinitamente más productivo —y eficaz—, por su-puesto. Así, lo que en su trabajo empezó como un desactivar domicilios sistemáticamente, ha derivado hacia un nombrar la fobia social de perso-najes museales, un lúcido destapar la impunidad de expropiaciones institu-cionales, un incansable formular la cruz de la cara, un exhaustivo reclamar la interlocución desobediente… En uno de sus últimos correos, conserva-dos y releídos con proclamada adicción, y a raíz de nuestra más que argu-mentable (y creciente) insatisfacción contextual (y perimetral) barcelonesa, (me) enuncia (¿anuncia?): “Estamos ante una experiencia de expropiación (…) Es asquerosamente fácil reclamarse alternativo o políticamente disiden-te hoy en las expropiaciones institucionales”. Claro.
Trabajar con (y desde) JP en estos últimos años me ha permitido (re)conocer la poderosa estructura de los cambios y de las mutaciones, el inaudito poder de la palabra y de la cuadratura del verbo, el extraordinario valor del aprendizaje de (y en) la decepción, y el inmenso lugar de la (cada vez más difícil) instalación del sujeto civil: para él he sostenido platos en Barcelona e inflado condones en Glasgow, he ahuecado y llenado de agua bolsas de aspiradora en Madrid y he grapado y cosido con agujas finísimas amplias comisuras de bocas solas de látex en Granollers. Y gracias a él he confesado mis palabras de amor más atormentadas y desesperadas, más desorientadas y desestabilizadas, emborronando para ello sus propias pala-bras y su página de texto en Figueres.
Todo ello, por lo demás, ya desde aquel tiempo perdido, sin ni aún poder saberlo nosotros mismos, constituyéndose en los futuros ancestros multi-culturales —helicoidales— de un perpetuo egolactante gestado y nacido de improviso en Nueva York y después criado concienzudamente en Barcelona, un ser gráfico sin apego alguno a su escasa materialidad aunque dotado de todos esos mecanismos escénicos y ficcionales que le hacen, por tanto, plural y variable, temido y temible, escueto, infalible, exquisito como el dolor, extrañamente genéric@ e indudablemente activo, agente, acciona-dor, una imagen simple pero de verbo intensísimo e imparable.
Un ser evidentemente reconvertido, claro está, en dispositivo generador y múltiple: por eso nos interesa tanto. Y nos fascina. Él ha sido el que ha formulado, en suma, la definitiva necesidad de entender el trabajo de JP como una irresistible máquina de intensificación de sentido, de competen-cia artística, de muerte entre las flores. Tal vez j’aurais aimé te parler plus longuement de mon ami: de éste pero también de aquél.